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España en tensión económica: vivir cuesta más, ganar rinde menos

 


AUTOR: Juan Tadeo F. Pereira 

En España, la economía parece bailar entre dos mundos. Por un lado, los indicadores macroeconómicos muestran crecimiento, récords bursátiles y reducciones en la tasa de desempleo. Por otro, millones de ciudadanos sienten cómo cada euro rinde menos: llenar la nevera, pagar el alquiler o afrontar los gastos cotidianos se ha convertido en un desafío diario. Esta disonancia no es solo estadística; es tangible en calles, mercados y hogares, donde la prosperidad que reflejan los balances financieros parece desvanecerse en la realidad cotidiana. Entre precios que suben, salarios que avanzan lentamente y un mercado laboral que mezcla oportunidades con precariedad, se dibuja un escenario complejo, lleno de tensiones y contradicciones. Una economía no es fuerte por sus índices, sino por la tranquilidad que ofrece al despertar de cada hogar (Pereira, 2025).

La economía española, a pesar de mostrar cifras macroeconómicas positivas, enfrenta una creciente tensión estructural que afecta directamente a la vida cotidiana de millones de ciudadanos. Este fenómeno, caracterizado por un crecimiento económico que no se traduce en una mejora del bienestar general, se manifiesta en diversos ámbitos: inflación persistente, encarecimiento de la vivienda, precariedad laboral, desigualdad en la distribución del ingreso y desafíos en la transición energética.

En agosto de 2025, la inflación interanual en España se situó en el 2,7%, según el Instituto Nacional de Estadística (INE), una cifra que, aunque inferior a los picos registrados en años anteriores, sigue siendo significativa para los hogares con ingresos limitados. La inflación subyacente, que excluye alimentos no elaborados y productos energéticos, aumentó una décima hasta el 2,4%, lo que indica que los precios continúan su tendencia al alza incluso en bienes cuyos costes no dependen directamente de los combustibles fósiles.

En cuanto al mercado de la vivienda, los precios de alquiler han experimentado un incremento notable. En diciembre de 2024, el precio medio del alquiler en España era de 13,5 €/m², y para agosto de 2025, alcanzó los 14,5 €/m², lo que representa una subida interanual del 10,5%. Este aumento se traduce en un incremento mensual de aproximadamente 142 € para una vivienda de 80 m². En Madrid, por ejemplo, los inquilinos destinan una proporción significativa de sus ingresos al alquiler, lo que agrava la situación de las clases medias y jóvenes que buscan emanciparse.

En el ámbito laboral, aunque la tasa de desempleo ha mostrado una tendencia a la baja, la precariedad persiste. En julio de 2025, la tasa de desempleo en España se situó en el 10,4%. Sin embargo, la pobreza laboral afecta al 11,7% de las personas con empleo, es decir, individuos que, a pesar de estar empleados, perciben ingresos insuficientes para cubrir las necesidades básicas. Particularmente preocupante es la situación de los jóvenes: los menores de 25 años ganan de media 14.944 euros anuales, muy por debajo del salario medio nacional.

La estructura distributiva del ingreso también refleja desigualdades persistentes. A pesar de los avances en la creación de empleo, especialmente en sectores como la tecnología y los servicios, la distribución de la riqueza sigue siendo desigual, con una concentración significativa en las rentas más altas. Este fenómeno se ve reflejado en la creciente disparidad entre las regiones, donde comunidades como Andalucía presentan tasas de pobreza laboral superiores al 20%, mientras que en Navarra esta cifra es considerablemente menor.


Estos datos reflejan una tendencia de crecimiento económico en términos nominales, pero también evidencian una presión creciente sobre los hogares, especialmente en lo que respecta a vivienda, alimentación y empleo. 


En el ámbito energético, España enfrenta desafíos significativos. El precio medio de la electricidad en el mercado mayorista se ha situado en 66,88 €/MWh, con máximos de hasta 124,00 €/MWh. Además, el país planea invertir más de 53.000 millones de euros en redes eléctricas de transporte y distribución hasta 2030 para modernizar su infraestructura energética conforme al Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC). Sin embargo, el nuevo sistema retributivo propuesto por la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) podría desincentivar estas inversiones, al fijar una Tasa de Retribución Financiera (TRF) del 6,46%, inferior a la de otros países europeos como Italia (8,1%) o Reino Unido (7,6%).

En conclusión, aunque España muestra cifras positivas en términos de crecimiento económico y reducción del desempleo, la realidad cotidiana de muchos ciudadanos se ve marcada por una creciente presión económica. La inflación persistente, el encarecimiento de la vivienda, la precariedad laboral y las desigualdades en la distribución del ingreso configuran una "tensión estructural" que requiere de políticas públicas eficaces para garantizar que el crecimiento económico se traduzca en una mejora del bienestar de toda la población.

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